La tradición oral es uno de los pilares de la cultura de cada comunidad; una memoria colectiva necesaria para mantener la propia identidad.

La mujer es la continuadora y el sustento de esta cultura propia; es por eso que queremos poner en valor el trabajo de las mujeres como transmisoras y como creadoras de texto lírico, muchas veces a partir de esta tradición oral.

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Los textos de tradición oral están impregnados de la afectividad con la que iniciar a los niños y a las niñas en el mundo auditivo-literario. Por eso, el principal objetivo a la hora de utilizar estos textos en el aula es el placer y el goce estético. Esto provoca el deseo de expresarse oralmente y de manifestar emociones.

 

Estas composiciones, infravaloradas durante mucho tiempo, tienen un valor pedagógico sobre el cual hoy nadie tiene dudas y, como señalan muchos/as autores/as, “favorecen el acercamiento al texto rimado y fueron conformando un corpus de material lírico-musical que sirvió y sirve para el desarrollo de toda la educación psicomotriz, espacial, temporal y sensorial de los niños y niñas en sus primeros años".

Grandes investigadores/as, pedagogos/as y etnomusicólogos/as como Bartok, Shubart, Kodaly, Montessori, Orff ou Decroly, hicieron posible su valoración y su introducción como material en las escuelas.

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En nuestras aulas, la tradición oral tiene una presencia destacada. Consideramos que favorece el desarrollo afectivo, de la sensibilidad, de la creatividad y del gusto estético. Al mismo tiempo mejora la capacidad de comprensión y expresión y es un excelente acercamiento al texto rimado, a los juegos rítmicos y a la música.

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Por supuesto, cada docente en particular debería emplear el instrumento más próximo a sus intereses (la música, el teatro, el arte,...), para que este trabajo de coeducación emocional con perspectiva de género, sea recibido con motivación por parte del alumnado.